Soñar no cuesta nada

 

Durante las tres últimas décadas del siglo XVIII los sueños han sido objeto de estudio científico, histórico y también artístico, ya en la época de la Ilustración Alemana comenzaron a estudiarse los discursos sobre el conocimiento y el autoconocimiento del ser humano siendo los sueños un notable campo de interés. Pero no fue sino hasta la aparición de Sigmund Freud en 1900 quien le dio a los sueños un lugar totalmente distinto; es Freud quien comienza a delimitar una metodología para su estudio y fundamentalmente a decir que estos provienen del Inconciente del soñante, es decir que por diferentes mecanismos psíquicos aquello que sucede en la vida diurna de las personas se manifiesta en los sueños y de ello resulta un producto a veces más claro a veces más oscuro pero siempre con un sentido a descifrar.

Jean Bertrand Pontalis en “Al margen de las noches” se pregunta: “¿Con qué podían soñar las victimas del III Reich en la Alemania Nazi?”. Cuando reina el terror y la persecución qué pasa en el Inconciente de los soñantes y cuáles son sus producciones en sueños. Por ejemplo en un testimonio recogido de esos días alguien dice: “En mi sueño me expreso en ruso por precaución. En realidad, no hablo esa lengua. Hablo en ruso porque ni yo mismo me comprendo y que para que nadie me comprenda en caso de que dijera algo del estado”. Pontalis dice que ese campo de los sueños, el más privado, el más secreto, al que, a veces de manera muy imprecisa solo nosotros tenemos acceso, está invadido.

Y en nuestros días, ¿Soñaran con abundantes raciones de comida los hambreados de la sociedad? ¿Soñaran con el día de su libertad los condenados de las cárceles?, y los internados en diferentes instituciones, ¿Soñaran con hogares propios y poder elegir los horarios de sus almuerzos y cenas por ejemplo, soñaran con un teatro, con un día en el parque? ¿Con que soñaran? 





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