FAHRENHEIT 451

 

Fahrenheit 451 es una novela del escritor estadounidense Ray Bradbury; fue escrita y publicada en la década del ´50. Existen, al menos dos interpretaciones posibles acerca de este libro: una es la preocupación de nuestro autor por la época en la que abiertamente se producía una quema de libros y otra es como la comunicación a través de medios tecnológicos contribuyen  a  que poco a poco se vaya perdiendo el interés por la lectura, en definitiva ambas ideas se conectan; de esta manera esta novela muestra una ficción donde los bomberos, por orden de los gobernantes, en lugar de apagar un incendio trabajan quemando libros con un lanzallamas.

Ahora bien, existen tres escalas para medir la temperatura: la escala Celsius, la escala Fahrenheit  y la escala Kelvin. Cada una mide la temperatura de una manera distinta. En la escala Celsius el punto 0° es el punto de congelación del agua y 100° es el punto de ebullición del agua, asimismo también se utiliza para medir las temperaturas de dispositivos hogareños como la heladera, el horno de la cocina, etc.; se ha vuelto común que de manera informal se utilice la expresión grado centígrado en lugar de grados Celsius que sería más correcta en su empleo. Actualmente la escala Fahrenheit se utiliza en determinados países como Estados Unidos e incluso en algunas Islas del Caribe, en Inglaterra, por ejemplo, desde la década del 60 se utiliza la escala Celsius o ambas en determinados casos. Así ambas escalas miden las temperatura de una manera distinta por ej. 40° Celsius equivale a 104° Fahrenheit, 451 grados Fahrenheit equivalen exactamente a 232, 778 grados Celsius.

En esta novela a través de la historia del protagonista  llamado Montag, se muestra que alcanzando una temperatura de 451 grados Fahrenheit  el papel de los libros arde y se quema; es fácil concluir porqué determinadas clases gobernantes no tengan interés en que existan libros, ya que se contribuye, de esta manera, a producir una sociedad donde las ideas son más dominables a partir de establecer una censura en el conocimiento que puede impartirse a través de la hoja impresa.

En este libro, Bradbury, nos muestra que tanto los libros como el tiempo libre son necesarios para producir nuevas ideas: así se lee en un pasaje de su novela: "Mi tío dice que los arquitectos se deshicieron de los porches delanteros porque no se veían bien. Pero mi tío dice que eso era simplemente racionalizarlo; la verdadera razón, escondida debajo, podría ser que no querían a la gente sentada así, sin hacer nada, meciéndose, hablando; ese era el tipo equivocado de vida social. La gente hablaba demasiado. Y tuvieron tiempo para pensar. Así que huyeron con los porches. Y los jardines, también. Ya no hay muchos jardines para sentarse. Y mira los muebles. No más mecedoras. Son demasiado cómodos. Pon a la gente en pie y corriendo por ahí".


 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares