DIME COMO FOTOGRAFIAS Y TE DIRE QUIEN ERES

 

Roland Barthes en sus investigaciones sobre la imagen dedica especial atención al estudio de la fotografía. Piensa, entre muchas otras cosas, que no es lo mismo posar para una foto a que la misma sea tomada sin nuestro consentimiento. Algo en nosotros cambia, dice, uno se fabrica una postura para esa foto, una intención, un modo caprichoso de posicionarse para salir en ella cuando uno es advertido. Más adelante dirá que la fotografía repite mecánicamente lo que nunca podrá repetirse existencialmente; es decir que la misma guarda para siempre algo, un instante, un momento que al segundo ya no existe más, de esta idea quizás derive el nombre de instantánea. Actualmente es habitual que hablemos de foto y no de fotografía, es decir que de la palabra se estaría recortando la parte que de escritura hay en ella (Foto=luz, Grafía= escritura); la luz es más rápida que la escritura, así como las fotos de hoy son más rápidas que las de ayer, pueden sacarse cientos de miles en un segundo y muchas de ellas ni siquiera serán vistas después, pero esto es otra cosa.

Julio Cortázar en su cuento Ventanas a lo insólito expresa que es un momento maravilloso cuando algo de lo inesperado aparece en una fotografía, aquello que no estuvo en la intención de quien sacaba esa instantánea sino que es algo que se revela después cuando la imagen es vista: una sombra que aparece por arriba de las personas que posan en una playa, un gesto de alguien que anticipa algo que sucederá después, etc.; así es como una fotografía no es igual a otra. Así entonces, no es lo mismo sacar una fotografía que intentar atrapar algo de lo inatrapable, es decir, aquel elemento único que una foto puede revelar solo al ser vista después. Claro que alguien especialista en el arte de tomar fotos podrá hacer un retrato con una hábil composición, una estética interesante o incluso en un entorno digno de apreciar, pero para Barthes no es tanto ahí donde hay que detenerse sino en el mensaje: “una fotografía es siempre invisible, no es lo que vemos”, dirá.

Cualquier similitud entre esta manera de sacar fotografías y el Psicoanálisis no es mera coincidencia. Es decir, que en un análisis también se intenta atrapar lo inatrapable de cada sujeto, una palabra única que hace acto, ese elemento singular que se encuentra en determinado modo de decir, una palabra que aparece por fuera del sentido y que expresa lo más característico de ese alguien, dicho de otra manera, lo que lo hace único.

 

Fotografía de Sara Facio.

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